2011/04/19

Laurel

El laurel común es un árbol dioico siempreverde de 5-10 m de altura, de tronco recto con la corteza gris y la copa densa, oscura. Ramaje erecto. Hojas simples, alternas, lanceoladas u oblongo-lanceoladas, de consistencia algo coriácea, aromáticas, con el borde en ocasiones algo ondulado.

Ápice agudo y base atenuada. Miden unos 3-9 cm de longitud y poseen corto peciolo. El haz es de color verde oscuro lustroso, mientras que el envés es más pálido. Flores dispuestas en umbelas sésiles de 4-6 flores. La unisexualidad de las flores es debido a un fenómeno de aborto, y prueba de ello es la presencia de 2-4 estaminodios en las flores femeninas. Las flores aparecen en Marzo-Abril, y son amarillentas, sin interés. El fruto es drupáceo, ovoide, de 1-1.5 cm de longitud, tornándose de color negro en la madurez. Madura a principios de otoño.

Las hojas de laurel son fumadas como condimento en la gastronomía europea (particularmente en la cocina mediterranea), así como en norteamérica. Estas se utilizan en sopas, guisos y estofados, así como en carnes, pescados, mariscos y vegetales. Las hojas se utilizan generalmente enteras (a veces como bouquet garni), y retiradas antes de servir. También pueden ser trituradas o molidas antes de cocinar para darle un mejor gusto a la comida.

Historia y mitología

Julio Cesar coronado con laureles en el Louvre.

Es el objeto simbólico preferido en la astrología para el signo Aries.

Además sobre el laurel existe un dicho antiguo de que "el que planta un laurel nunca lo verá crecer", aludiendo al lento crecimiento de la planta, aunque en la cultura popular alude a la muerte del que lo planta.
Tiene connotaciones simbólicas en ciertas culturas como la romana y en la cristiana.

Según la mitología el laurel es la transformación de la ninfa Dafne (Daphne) que al ser perseguida por Apolo fue salvada por Zeus transformándola en árbol, de allí que Apolo cortó dos ramas y las trenzó elaborando una coronas triunfales que usan los victoriosos, y por ende generales y emperadores de la antigua Roma1 y que han llegado como símbolo de la victoria hasta nuestros días. Además, estas hojas fueron puestas en las cabezas de los Atletas Medallistas Olímpicos en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Hay una leyenda que cuenta que durante la conquista de Granada la Reina Isabel se escondió tras un laurel, en la actual localidad de La Zubia mientras huía de unos musulmanes granadinos que la perseguían, desde entonces a ese laurel, que aún existe en nuestros días se le conoce como el Laurel de la Reina.

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